En un lugar de Madrid de cuyo nombre no quiero acordarme hice una vez un bizcocho que me quedó tan, tan mal que me apartó durante años de la reposteria.
Hace unos meses me puse como reto hacer alguna cosa al menos decentilla, en lo que a dulces se refiere y me animé a volver a intentarlo.
Pensar en hacer un bizcocho era como muy estresante y por ello me puse en manos de mi médico de cabecera que me facilitó un tranquimazin para el caso de que el resultado no fuera el deseado.
Me enfrente a la receta de “las tartas de Mariana” con valor y mucho ánimo, y entré en la cocina como entran los médicos en los quirófanos, perfectamente equipada con mi delantal y un guante de horno en cada mano. No toque la puerta para no contaminar los guantes y me dirijí a mi Kitchen Aid dispuesta a triunfar.
Mi hija Ana, me pasaba los ingredientes: harina- y ella repetía mientras me lo daba “harina”-; huevos- “ huevos repetía ella- y asi sucesivamente mientras Nidia controlaba los indicadores del horno.
El bizcocho entró en el horno y yo me senté agotada por la tensión a esperar mientras se horneaba.
Ana, que andaba por alli dando vueltas ,se puso frente al horno y le oí cantar “salacadula chachicomula pikitipa kitipu cuatro palabras de magia que son pikitipa kitipu”. Que es la canción del hada madrina de La cenicienta en Disney.
Y funcionó la magia en mi cocina, porque el bizcocho creció y creció y tatachan aquí lo teneis, listo para hacer con él lo que se nos ocurra.
RECETA
Ingerdientes:
5 Huevos
150 gr de azúcar
150 gr de harina
5 gr de levadura tipo Royal
1 cucharadita de aroma de Vainilla.
Precalientas el horno a 175/180º C. Colocas los huevos y el azúcar dentro de un bol metálico al baño María y llévalo a 40º (se siente caliente en la comisura del labio). Montas con varillas hasta que alcancen punto de letra y añades el aroma.
Le añades harina tamizada junto con la levadura y lo mezclas con espátula con movimientos envolventes .
Cuando esté bien mezclado lo pones en el molde, preparado para que no se pegue, y lo horneas durante 45 minutos o hasta que al pinchar con un cuchillo, éste salga limpio.
Sácalo del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla, hasta el día siguiente.
Lo puedes tomar asi en la merienda o desayuno, o rellenarlo de la crema que te apetezca…